Cimarra Mental

Los contenidos a publicar en este blog son principalmente aquellos que mi mente crea en sus inagotables esfuerzos por escapar del trabajo, el estudio y las obligaciones diarias. Los metodos que encuentra para esto son diversos; cuentos, poemas, ensayos y estupideces varias. (creanme, la mente se puede volver muuuy productiva cuando de escapar se trata)

miércoles, 24 de octubre de 2007

Misión Cumplida


6:00 a.m.: Ya no puedo mas. Quiero dormir, pero llevo al menos unas dos horas sin poder conciliar el sueño. ¿problemas personales?, ¿amores frustrados?, ni lo sueñen. Esa maldita mosca no ha dejado de molestarme en toda la mañana. Tan solo me da un ligero toque y reemprende su errático vuelo. Como dirían los aviadores “ha estado toda la mañana haciéndome toque y despegue”[1]. Me he puesto cojines y frazadas en la cabeza, pero son soluciones parches, muy luego la falta de aire o movilidad me empiezan a incomodar, y cuando salgo a la superficie….¡ZAZ!, ahí está denuevo, lista para el acecho. ¿Qué acaso no tiene otro objetivo en la vida que el de molestar a la gente que quiere dormir sin molestar a nadie?; ¿Qué acaso tiene una vida muy larga como para desperdiciarla tan solo en esto?. De acuerdo al tiempo que suelen vivir las moscas, esto debe de ser el equivalente a molestarme durante años… menudo placer que se debe de estar dando, pero ya se las verá. Ya llevo unos diez minutos de guardia en mi cama, con un arma ideal para estas situaciones, “Raid: Mata moscas y zancudos”. Ya la he tenido a mi alcance un par de veces, pero ella es rápida y alcanza a retirarse a tiempo. Seguramente le he llegado un par de veces al vuelo, seguramente está herida, pero eso no es suficiente…mientras pueda volar, podrá molestar.

6:22 a.m.: Mis ojos escudriñan la habitación en su búsqueda, revisan cada rincón, pero la mosca es chica y la habitación grande. Ella seguramente con sus millares de ojos tiene un mayor dominio de la situación, y debe de estar calculando el momento exacto de mi descuido.

6:28 a.m.: Finalmente la siento, oigo su desagradable zumbido. Suena debilitada, pero el que esté cerca mío implica que sigue en pie de guerra, lo que deja solo un final posible, su muerte…y mi siesta.

0630: Ahí está, la veo, al alcance de mi mano, a solo un toque de mi arma…

6:35 a.m.:…finalmente ha terminado, ella ha caído. Pero no fue cosa fácil. La tenía en la mira, pero una vez mas ella fue mas rápida, y en el momento en que apreté el gatillo ella voló. Pero yo ya no estaba dispuesto a echar pie atrás, mis sueños dependían de esa muerte. De un salto estaba fuera de la cama y a la siga de la mosca. En mi camino se cruzaron muebles, libros, ropa, mi propia cama un par de veces…todo quedó horriblemente infestado de veneno. Finalmente, después de un vaso roto (que tuve la horrible idea de dejar en el suelo la noche anterior) y de 3 o 4 cerros blancos en la alfombra, la acorralé contra una esquina, ya atontada, incapaz de emprender grandes vuelos, y estos aun mas erráticos de lo normal, ahí finalmente pereció, bajo un nuevo cerro blanco en la alfombra.

7:20 a.m.: Aquí estoy de vuelta en mi cama, pensando, reflexionando, intentando convencerme de que lo que pienso no es verdad…pero lo és. Finalmente, a pesar de todo, la mosca salió victoriosa, luchó por un ideal y murió por él. Aquí me tiene, mirando el techo y escribiendo, sin la mas remota posibilidad de volver a conciliar el sueño. Yo no se mucho de moscas, menos aun de sus expresiones (por mas sutiles que estas sean), pero de haberlo sabido, seguramente al mirar su rostro antes del momento final, hubiese visto una clara expresión…una expresión de triunfo y burlona tranquilidad.



Gonzalo Barros Vivanco

[1] “toque y despegue” es una maniobra realizada durante el aterrizaje, que consiste en darle un pequeño toque a la pista con el tren de aterrizaje y reemprender inmediatamente el vuelo (generalmente porque el aterrizaje no va bien).